Cuando los papás llegan por primera vez al estudio, casi siempre me dicen lo mismo:
“Ojalá mi bebé no llore” o “Mi hijo no se queda quieto ni cinco minutos”.
La verdad es que esas preocupaciones son más comunes de lo que crees. Y justamente por eso quiero contarte lo que nadie suele decirte antes de una sesión con bebés y niños pequeños:
1. Llorar es normal (y está bien)
Un bebé puede llorar durante la sesión. Eso no significa que no se logren fotos hermosas. Con paciencia, pausas y cariño, siempre aparecen momentos auténticos y llenos de ternura.
2. No necesitas que tu hijo pose
Los niños pequeños no entienden de poses, ¡y eso es lo mejor! Las fotos más lindas suelen salir de un gesto espontáneo: una sonrisa fugaz, una mirada curiosa, un abrazo inesperado.
3. La seguridad es lo primero
En mi estudio cada detalle está pensado para que tu bebé esté seguro y cómodo. Desde la temperatura adecuada hasta las superficies suaves y limpias: todo está diseñado para su bienestar.
4. El tiempo no es un problema
Las sesiones con bebés suelen ser más largas porque hacemos pausas: para alimentarlos, dormirlos o simplemente calmarlos. Y eso está contemplado en la experiencia. No hay prisa.
5. Lo que te llevarás es más que fotos
Además de las imágenes, vivirás un momento único con tu hijo: tiempo de conexión, juegos y recuerdos que quedarán guardados para siempre.
Una sesión con bebés y niños pequeños no se trata de lograr “la foto perfecta”, sino de capturar la esencia real de tu familia.
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